¿Es la navidad, una expresión comercial, con exposiciones multicolores, y de saludos de frases reiterativas?
La pregunta formulada a propósito me lleva a mirar mi ciudad y que no es diferente a otros lugares de expresiones culturales similares, para darme cuenta que las principales tiendas yacen repletas de compradores y vendedores, donde los mayores buscan satisfacer la necesidad insatisfecha y los menores esperan que sus padres les den el presente como señal que es Navidad. En esta lógica las ofertas se extreman y las compras se multiplican conforme las horas pasan hasta llegar la nochebuena.
En la misma vorágine consumista las costumbres se afirman o se modernizan. Se afirman cuando se busca mantener la tradición, incluso en el consumo mismo de la cena navideña, con pavo, panetón, chocolate, vino y otros ingredientes que se usan en esta fecha. No falta en esta festividad sincrética de consumo y fe, el Papá Noel, recreado por gorditos simpaticones que instan a consumir las ofertas del mes.
Se me ocurre mirar, en contrario, esas enormes colas que se realizarán en la ciudad de Huamachuco, con personajes "bondadosos" que, repartirán juguetes de un sol, que causa el atropello de decenas de niños, cuyos padres quedarán después insatisfechos porque el regalo no justificó su asoleada mañana. Decenas de niños y los rostros son evidentes, tendrán un motivo para recordar después, que ellos son diferentes a otros que obtienen con facilidad lo que para ellos viene a través de una cola enrome
Navidad. No solo nos permite ver una actitud consumista hasta el extremo, sino también ver las diferenciaciones sociales y económicas de una sociedad que queremos, anhelamos justa y equitativa. Porqué no construir a diario, un país, una región más humana, solidaria, fraterna, justa, con los aparentes valores que se expresan tras llegar diciembre.
No miremos las luces multicolores que nos reflejan las tiendas comerciales, el sonido místico de las iglesias y el llamado imponente del campanario. Los regalos dados sin afecto ni sentimiento y con un poco disimulado interés, deben permitirnos entender que el Perú requiere de todos para salir adelante. Que los niños del Perú y del mundo requieren que hayan navidades durante los 365 días del año; pero no para ver colas inmensas de ludibrio y dolor; o de lujo y vilipendio; sino para construir una sociedad sin diferenciaciones insultantes.
Festejemos sí. El nacimiento y la obra de Jesús, nos obliga a celebrar. Pero, no seamos festivos solamente un día, sin entender que este día no solo es de festividad sino también de dolor de millones de peruanos que requieren urgente tener la condición de ser humano.
Feliz navidad a todos, es una frase común pero que encierra uno de los mas hermosos sentimientos que el ser humano puede expresar... sobretodo, en este momento en el que nuestro mundo se ha visto afectado con tantos sentimientos absurdos que lo único que ha desencadenado es el dolor de nuestros hermanos, sin importar color, raza o nacionalidad.
Hay un mensaje muy incesante del P. G. Gregory Gay, Superior General de la Congregación de la Misión, donde dice que recibió una carta de una persona, donde es un diálogo con Jesús mismo, es una entrevista. Y dice:
“-Jesús, ¿Tú qué opinas de la Navidad?
Y Jesús responde: Pues mira, que se hace una gran fiesta pero a mi ni siquiera me invitan. La mayoría sólo se acuerda de la cena, de los regalos, de los adorno, yo sí quiera entrar en sus vidas pero no me dejan, no hay sitio para mi porque hoy sobreabunda la frivolidad y el consumismo exagerado, casi es una religión”.
Según la reflexión del padre señala que ustedes están invitados a ponerle un verbo a la Navidad. ¡Escógelo! porque hoy pueden: ¿Ignorar la Navidad? ¿Consumir la Navidad? ¿Disfrazar la Navidad? ¿Amargar la Navidad? ¿Compartir la Navidad? ¿Ser Navidad?
Siempre que sabemos que la Navidad es “Dios con nosotros” le encontramos sitio a la esperanza y el corazón se nos llena de gozo festivo, porque Jesús ¡ya está!
La Navidad nace en ti cuando sabes descubrir lo positivo en los otros, cuando amas un poco cada día, cuando perdonas de corazón y aceptas las dificultades y empiezas a compartir; cada día se necesitan más manos para construir la paz, convivencia y fraternidad y más amor la vida.
La pregunta formulada a propósito me lleva a mirar mi ciudad y que no es diferente a otros lugares de expresiones culturales similares, para darme cuenta que las principales tiendas yacen repletas de compradores y vendedores, donde los mayores buscan satisfacer la necesidad insatisfecha y los menores esperan que sus padres les den el presente como señal que es Navidad. En esta lógica las ofertas se extreman y las compras se multiplican conforme las horas pasan hasta llegar la nochebuena.
En la misma vorágine consumista las costumbres se afirman o se modernizan. Se afirman cuando se busca mantener la tradición, incluso en el consumo mismo de la cena navideña, con pavo, panetón, chocolate, vino y otros ingredientes que se usan en esta fecha. No falta en esta festividad sincrética de consumo y fe, el Papá Noel, recreado por gorditos simpaticones que instan a consumir las ofertas del mes.
Se me ocurre mirar, en contrario, esas enormes colas que se realizarán en la ciudad de Huamachuco, con personajes "bondadosos" que, repartirán juguetes de un sol, que causa el atropello de decenas de niños, cuyos padres quedarán después insatisfechos porque el regalo no justificó su asoleada mañana. Decenas de niños y los rostros son evidentes, tendrán un motivo para recordar después, que ellos son diferentes a otros que obtienen con facilidad lo que para ellos viene a través de una cola enrome
Navidad. No solo nos permite ver una actitud consumista hasta el extremo, sino también ver las diferenciaciones sociales y económicas de una sociedad que queremos, anhelamos justa y equitativa. Porqué no construir a diario, un país, una región más humana, solidaria, fraterna, justa, con los aparentes valores que se expresan tras llegar diciembre.
No miremos las luces multicolores que nos reflejan las tiendas comerciales, el sonido místico de las iglesias y el llamado imponente del campanario. Los regalos dados sin afecto ni sentimiento y con un poco disimulado interés, deben permitirnos entender que el Perú requiere de todos para salir adelante. Que los niños del Perú y del mundo requieren que hayan navidades durante los 365 días del año; pero no para ver colas inmensas de ludibrio y dolor; o de lujo y vilipendio; sino para construir una sociedad sin diferenciaciones insultantes.
Festejemos sí. El nacimiento y la obra de Jesús, nos obliga a celebrar. Pero, no seamos festivos solamente un día, sin entender que este día no solo es de festividad sino también de dolor de millones de peruanos que requieren urgente tener la condición de ser humano.
Feliz navidad a todos, es una frase común pero que encierra uno de los mas hermosos sentimientos que el ser humano puede expresar... sobretodo, en este momento en el que nuestro mundo se ha visto afectado con tantos sentimientos absurdos que lo único que ha desencadenado es el dolor de nuestros hermanos, sin importar color, raza o nacionalidad.
Hay un mensaje muy incesante del P. G. Gregory Gay, Superior General de la Congregación de la Misión, donde dice que recibió una carta de una persona, donde es un diálogo con Jesús mismo, es una entrevista. Y dice:
“-Jesús, ¿Tú qué opinas de la Navidad?
Y Jesús responde: Pues mira, que se hace una gran fiesta pero a mi ni siquiera me invitan. La mayoría sólo se acuerda de la cena, de los regalos, de los adorno, yo sí quiera entrar en sus vidas pero no me dejan, no hay sitio para mi porque hoy sobreabunda la frivolidad y el consumismo exagerado, casi es una religión”.
Según la reflexión del padre señala que ustedes están invitados a ponerle un verbo a la Navidad. ¡Escógelo! porque hoy pueden: ¿Ignorar la Navidad? ¿Consumir la Navidad? ¿Disfrazar la Navidad? ¿Amargar la Navidad? ¿Compartir la Navidad? ¿Ser Navidad?
Siempre que sabemos que la Navidad es “Dios con nosotros” le encontramos sitio a la esperanza y el corazón se nos llena de gozo festivo, porque Jesús ¡ya está!
La Navidad nace en ti cuando sabes descubrir lo positivo en los otros, cuando amas un poco cada día, cuando perdonas de corazón y aceptas las dificultades y empiezas a compartir; cada día se necesitan más manos para construir la paz, convivencia y fraternidad y más amor la vida.