Perú demográficament en un 60% mantiene intacta su procedencia racial de los incas, unido ahora al mestizaje. Este sincretismo cultural y religioso ha generado una nueva cultura o cocnepciòn las fiestas. Las cuales tenìan una vital importancia para los Incas, por ejemplo "La fiesta al sol". Cada año era un fenòmeno religioso, social y polìtico, donde todos los ciudadanos difrutaban la abundancia de la productividad, socializaban y descansaban para volver a trabajar con empeño y entusiasmo en sus tareas plenamente organizadas.
En los tiempos actuales haciendo una implicaciòn de esta realidad cultural propia de nuestra gente y de nuestro país. Ésta se ha fortalecido desde la fe hacia la Virgen de la Altagracia. Por cierto, lo que hace falta es que los líderes sociales o autoridades sepan aprovechar estos espacios para enseñarles a la gente a descansar, dar culto a Dios y socializar para que luego vuelvan a trabajar con mayor empeño. Lògicamente no deja de ser un sueño, porque tanta gente vive en el desempleo, los campesinos con una agricultura precaria y de ocio, fomentado por los programas sociales de los gobiernos locales. Las fiestas para la gran masa se ha convertido en espacios de diversiòn, borrachera y comercializaciòn. Miles disfrutan las actividades organizadas por los comités de fiesta con presupuesto del pueblo y de las devociones; pero que en nada retribuyen durante el año.
Por tanto, hace falta crear un sistema de educaciòn, de empoderamiento y de concientización a los ciudadanos a que bailen, a que disfruten tomando la chicha, el vino, la cerveza y todo tipo de licores finos que puedan haber, pero que se tome un compromiso público de la sociedad huamachuquina organizada para trabajar en orden a su propio desarrollo. A la Iglesia igualmente le toca orientar a los fieles que la fe y el amor a Dios y a la Virgen implica mayor responsabilidad en la bùsqueda del desarrollo sostenible de la toda la provincia sostenida en el trabajo.