La polémica levantada en los últimos días ante el anuncio de la ejecución del arreglo, mejoramiento o deseos de cambio de aspecto de la plaza de armas, "página de entrada" del histórico pueblo de Huamachuco, como algunos lo llaman de heroica ciudad de Huamachuco, irónicamente en la heroica hay pocos heroes del desarrollo sostenible. Los gobiernos locales, tanto el anterior como el presente no planifican, no sueñan con el futuro, por eso que sus argumentos no convencen a la opinión pública. ciudadnos con todo derecho deben dar el visto bueno e incluso sumarse a la ejecución mediante un sistema de apadrinamiento o donaciones del valor un metro cuadrado o lo que esté a su alcance para que se haga una obra de relevancia histórica.
Muchos discursos y algunas acciones ya plasmadas se han enfocado en volver a Huamachuco como el eje de diveros corredores económicos y turísticos. Ello tiene que ser la clave de motivación para hacer una buena obra, y para que los ciudadanos hoy más que nunca no permitan que se construya una obra de "mejoramiento" colocando ladrillos de cemento, que en otras palabras es la piedra industrializada. Más lógico es colocar un piso de piedra natural, que puede ser buscado en las cordilleras cercanas. Matrial que será fácil de reponer cuando algo se malogre y sobre todo porque empalma con el discurso del convertir a Huamachuco en una ciudad andina foco del turismo en todas sus dimensiones: histórico,cultural, ecológico, de aventura, etc.
No se puede permitir más, que los alcaldes sigan haciendo un experimento de sus ignorancias y somnolencias llenas de intereses mezquinos tal como está sucediendo en los diferentes distritos de las provincias Sánchez Carrión y Patáz, donde los alcaldes construyen "Palacios Municipales", descontextualizados, quitando la armonía arquitèctonica e histórica a sus pueblos. Es una verguenza que los ingenieros y arquitectos copien planos de casas de la costa. No son capaces de hacer un estudio de adecuación histórica, estética y ecológica. Sólo lo hacen por la plata y por los intereses para pagar favores políticos prestados como si los pueblos fueran objeto de apuestas y experimentos.
Huamachuco tiene que ponerse de pie y exigir que se haga una buena obra, a la altura e importancia que se merece.