Los países ricos tienen miedo, mejor dicho pánico por hacer reformas económicas que transformen el mundo. Estados Unidos y todos los del G20 no han tenido el coraje de plantear un nuevo sistema económico para el mundo, porque temen perder el poder. Es como el Papa Benedicto XVI en la Iglesia tiene temor a hacer reformas; más bien vuelve la mirada al pasado. habla contra los condones en vez de condenar las injusticias económicas y la violación a los derechos humanos. Yo me he puesto a pensar muchas veces si habrá algún día en que un representante de la Iglesia católica se vista como los demás y que su importancia sea precisamente por sus virtudes. ¿cuándo veremos a un Papa sin mitra, sin sotana, etc?. Más allá de perder el valor simbólico, se encuentra el temor a perder el poder, el cual es más intenso que el temor al infierno. Realidad que muchos creyentes ya no piensan que está abajo, sino que lo está aquí: violencia social, hambre, miseria guerras y el caos climático por la contaminación al medio ambiente. Por tanto, la fe no es para el más allá, sino que requiere de compromisos que inicien a manifestarse con las obras en el aquí y ahora.
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