Lic. en Educación
luisprebaza1@hotmail.com
En estos tiempos dos posiciones antagónicas, con planteamientos aparentemente irreconciliables, captan la atención de la mayor parte del país, en la solución que se vislumbre en los próximos días, sin duda se perfila parte del futuro del país .Me refiero a la actividad minera en la región Cajamarca, el polémico proyecto Conga ubicado a 73 kilómetros de la propia ciudad, con una inversión de 4800 millones de dólares de la minera Yanacocha, empresa que lleva 18 años operando en dicha región considerada entre las nueve regiones de mayor vulnerabilidad al cambio climático.
Hay que partir de la premisa que la actividad minera aporta el 34 % del impuesto a la renta y el 61% del valor total de las exportaciones en el Perú.
El problema fundamental es el agua, recurso que a decir de algunos especialistas podría provocar en un futuro no muy lejano una catastrófica tercera guerra mundial.
Según lo planteado en el proyecto, la capacidad de las cuatro lagunas que serán trasvasadas es de 1.4 millones de metros cúbicos, en tanto la capacidad de los tres reservorios a ser construidos es de 3.2 millones de metros cúbicos. Si esto es así entonces ¿por qué tanta oposición del Presidente Regional, Alcaldes provinciales y distritales y población civil?. Según la empresa el conflicto ha sido azuzado debido a la ardua competencia entre el Presidente de la región, militante de Patria Roja y el presidente del Frente de Defensa, ex emerretista que purgó ocho años de cárcel, dizque ambos se disputan las banderas del radicalismo y un demagógico discurso populista que genera adeptos.
Resulta que hay un problema de credibilidad con esta empresa minera, precisamente en el tema de la disponibilidad del agua y la contaminación de la misma. Actualmente hay serios problemas de abastecimiento, 4 meses de restricción de agua en la ciudad, los canales de riego han perdido su caudal, las lagunas a ser trasvasadas forman parte de todo un ecosistema que sufriría un irreparable impacto, no se trata de trasladar lagunas como si fueran simples depósitos. En contrapartida el proyecto afirma que los estudios hidrogeológicos permiten concluir que los volúmenes de agua subterránea son mínimos y no aprovechables, del 100 % de aguas de lluvia el 54 % son aguas superficiales.
El Estudio de Impacto Ambiental, EIA, fue aprobado el año pasado mediante una resolución emitida por el organismo respectivo, un documento de 138 páginas. Y acá se plantea otro argumento de los opositores: el conflicto de intereses; la misma institución gubernamental que promueve este tipo de inversiones, Ministerio de Energía y Minas, es la que aprueba el EIA y que en todos los años precedentes dicho ministerio únicamente ha rechazado un solo EIA a nivel nacional. En tal sentido creo que entre otras consideraciones estos estudios debiera revisarlos, aprobarlos o rechazarlos el Ministerio del Ambiente; asimismo el marco institucional de la minería debe ser replanteado desde la raíz para que quien decida el ordenamiento y zonificación territorial en Cajamarca sea su gobierno regional y local y no desde la lejana Lima el Ministerio de Energía y Minas.
Espero que ojala no suceda lo de Tambogrande en Piura, donde el proyecto minero colapsó y hoy centenares de irresponsables mineros informales han invadido la zona con todos los riesgos y consiguiente contaminación ambiental que tan nefasta actividad ocasiona.
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