Por: Dionisio Mantilla León
Nuevamente las carreteras del
ande liberteño se han cubierto del negro manto de la muerte, el dolor y la
angustia. En esta ocasión, el escenario fatídico ha sido las inmediaciones del
caserío de Shorey, en circunstancias en que un ómnibus de la empresa de
transportes TUNESA se dirigía de Huamachuco a Trujillo dejando un saldo de 2
muertos y 32 personas gravemente heridas.
Las causales del accidente
vehicular aún son materia de investigación; empero, no se requiere ser muy
experto en el tema para darse cuenta que este, como otros accidentes, tienen
causales muy conocidas las que se vienen arrastrando desde hace varios
años tiñendo tragedia nuestras pistas:
La impericia de los choferes, el sueño, la ebriedad, el acompañamiento con
féminas, el pésimo estado de las unidades, la falta de mantenimiento de los
buses, la sobre carga de pasajeros, el recojo de pasajeros sospechosos por el
camino y, muy pocas veces, fallas mecánicas imprevistas. Todos ellos traen como
consecuencia no sólo accidentes mortales, sino robos, asaltos y hasta
violaciones de pasajeras.
Dramáticos hechos que no tienen
cuando acabar. Lo peor de todo es que este tema ya se está convirtiendo en
costumbre e insensibiliza a los empresarios y a las mismas autoridades de la
Gerencia Regional de Transportes de La Libertad, que no le dan importancia y no
hacen nada por resolverlo, quedando las muertes y heridos sin ser investigados.
Cabe recordar que hace poco, en Sanagorán, se produjeron 2 accidentes seguidos
que dejaron trágicos saldos de muertes y heridos, los que, según testigos, se
habría debido al estado de embriaguez de
los choferes. Un tema que hasta ahora no ha sido esclarecido debidamente.
Y los accidentes se siguen
produciendo sin que las autoridades regionales de Transporte manifiesten algún
interés. Preguntamos, ¿Alguna vez dichas autoridades han visitado Huamachuco u
otra ciudad del ande liberteño para afrontar este problema? Urge que nuestras
autoridades provinciales exijan a esas autoridades un mayor control de todas
las empresas de transporte de pasajeros que cubren las rutas interprovinciales
del ande. De la docena que existen tal vez una empresa es la excepción las demás no brindan algún tipo de
seguridad, y lo que es peor existen 2 o 3 que se llevan los primeros puestos
por el número de accidentes con su reguero de muertes y heridos que han
producido, los mismos que han quedado impunes y cuyas empresas siguen operando
con todo desparpajo tal vez porque están protegidas. A nivel de las ciudades
andinas urge también prevenir y las autoridades municipales locales ejercer un
mayor control de las empresas de transporte de moto taxis que brindan servicio
urbano, así como de combis y colectivos que cubren rutas interdistritales y de
caseríos por razones más que obvias.
Teniendo en cuenta la gravedad de
los hechos suscitados y que estos se producen mayormente en la ruta Huamachuco-
Trujillo y viceversa, sugerimos que cuanto antes sus autoridades provinciales:
Gobernador, Alcalde, Fiscalía de Prevención del delito y Policía Nacional
cursen una formal invitación a las autoridades de la Gerencia Regional de
Transportes de La Libertad a fin de sostener una reunión de trabajo con la
presencia de representantes del FEDIP en donde se analice esta terrible
problemática en toda su magnitud, la misma que debe concluir en la elaboración
de un Plan de Acción Inmediato a implementar a la brevedad posible. Una acción
que debe ser replicada en otras ciudades del ande. No esperemos que pase el
tiempo y este luctuoso hecho pase al olvido, la impunidad y al criticable manto
de la insensibilidad mientras los asesinos del volante continúan su macabro
accionar o tal vez la ocurrencia de otro accidente mortal.
¡Basta ya de sembrar de luto
nuestras pistas¡ Mientras los irresponsables propietarios de las empresas de transporte
de pasajeros se van llenando los bolsillos brindando un pésimo servicio, los
hogares huamachuquinos se van llenando de dolor y lágrimas ante la
impasibilidad de nuestras autoridades. Urge que estos trágicos sucesos no pasen
al olvido, que los responsables reciban la sanción que se merecen y, sobre
todo, que no vuelvan a ocurrir.
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