Por: John R. Topic
Trent University
La Escalerilla |
El Cápac Ñan, la red vial que hizo factible la administración del
imperio inca, no fue construido en un solo momento, al toque del emperador inca
desde su sede en Cuzco; más bien, la red que llegó a ser el Cápac Ñan se
desarrolló durante siglos, comenzando con senderos uniendo una casa con su
vecina, poco a poco desarrollándose a ser caminos uniendo caseríos, aldeas,
ciudades, y provincias. Originalmente, no había un plan maestro para la
construcción de una red vial que iba a conectar toda la región andina. La red
se desarrolló junto con el desarrollo de las comunidades, las que fueron
encontradas dispersas por las quebradas, cuencas, valles y punas. Las
comunidades, y no el Estado, fueron los primeros autores de la
intercomunicación que fue la base de la organización social, económica y
política andina. El Estado, sin embargo, fue un segundo autor, manteniendo,
mejorando, y ampliando la red.
Como arqueólogo, debo explicar
que es difícil fechar la construcción de los caminos. Sin embargo, podemos
utilizar la distribución de los asentamientos humanos como una prueba de las
conexiones entre ellos. Cuando identificamos dos aldeas contemporáneas y
cercanas, es lógico presumir que fueron en contacto. A estas dos, añadimos una
tercera y cuarta y, pronto, tenemos el esbozo de una red de comunicación entre
comunidades contemporáneas.
Utilizando este criterio, podemos
observar que alrededor del tiempo de Cristo, durante la fase Purpucala, la
distribución de sitios arqueológicos en la cuenca del Río Yamobamba, pasando por
la pampa de Yamobamba y siguiendo por Tres Ríos señala la presencia de una ruta
de intercambio entre Huamachuco y sus vecinos sureños en la zona de Cachicadán
y Santiago de Chuco. Más allá de la distribución de los sitios arqueológicos,
tenemos la evidencia de las artes: durante la fase Purpucala, hay influencia
mutua entre el Callejón de Huayllas, Cabana, Santiago de Chuco, y Huamachuco
en, por lo menos, las artes escultóricas en piedra y la decoración cerámica.
Poco después, durante la fase
Huamachuco Temprano (400-600 después de Cristo), Huamachuco compartía
influencias artísticas con Cajamarca. Los centros grandes, realmente
importantes y monumentales, de Cerro Sazón y Cerro Tuscan (Miraflores), que
flanqueaban la calzada saliendo hacia el norte de lo que ahora es Huamachuco
son indicadores de la importancia de esta ruta. Pues, en este entonces la
localidad que ahora conocemos como Huamachuco fue todavía un pantano, pero
Cerro Sazón, Cerro Tuscan, Cerro Amaru y Marcahuamachuco fueron los centros mayores
del norte del Perú.
Por estas indicaciones, podemos
hablar, con confianza, de la existencia de un camino inter-provincial entrando
en el sur por Coñachugo y saliendo al norte por Puente Piedra y Marcabal antes
del Horizonte Medio, o sea antes de la influencia Wari.
En cuanto a La Escalerilla, las
evidencias son menos abundantes y menas precisas. Hay ocupación temprana en la
colina que sube desde Huamachuco por Agua de Pajaritos y Cerro Santa Bárbara en
la fase Sausagocha (900-200 antes de Cristo). Más allá de Cerro Santa Bárbara,
las ocupaciones son escasas y es difícil fecharlas. En nuestras investigaciones
del camino hemos seguido toda la ruta desde Huamachuco hasta más o menos
Huaycorral. Encontramos pocos fragmentos de cerámica, fechando a tiempos modernos
pero también a las fases Huamachuco Tardío (600-1000 después de Cristo), Tuscan
(1000-1460) y Santa Bárbara (1460-1532). Ubicamos un posible tambito a una
altura de más de 4000 m en la subida hacia La Escalerilla. Otro sitio es un
pequeño montículo artificial ubicado por un costado del camino en el punto
donde, bajando de las alturas de Huayllillas, el viajero vea, por primera vez,
a Marcahuamachuco. A pesar de que la construcción de edificios monumentales
nuevos en Marcahuamachuco ya se terminó alrededor de 1000 después de Cristo,
todavía fue el enfoque para los viajeros bajando por el Cápac Ñan. Por el otro
lado de La Escalerilla, bajando hacia el sur, encontramos unos corrales
antiguos cerca del Río Pushabal.
Bien, había dos rutas que
vincularon Huamachuco con el sur. Una, subiendo por la cuenca del Río Yamobamba
desarrolló, en un sentido, más orgánicamente, formando enlaces entre las
comunidades de agro-pastores en los terrenos mas habitables y más habitados.
Esta es la ruta que mencionó Juan De Betanzos en su narración de la destrucción
de Catequil por Atahualpa: “y partió de allí (Guamachuco) por la mañana y
durmieron aquella noche en un despoblado que se llama Ñamoc Pampa y luego otro
día partió de allí Atahualpa y llegaron a la guaca (Catequil).”
La otra ruta, La Escalerilla
pasaba por las alturas inhospitables de Cerro Huaylillas y la Laguna Cushuro.
Sin embargo, esta fue la ruta más directa hacia el sur, en la perspectiva
cuzqueña, a pesar de que pasaba por terrenos empeñados y casi inhabitados. La
Escalerilla fue la “Vía Expresa”, construido más para servir a los diseños
imperialistas incas que a las interacciones cotidianas entre los varios pueblos
que integraron la provincia de Huamachuco. Además, faltan indicaciones que La
Escalerilla fue la ruta preferida por los españoles. Probablemente fue difícil
negociar las escalas a caballo. La ruta mencionada en fuentes coloniales, por
ejemplo González de Cuenca, Toribio de Mogrovejo, y Cristóbal de Albornoz, es
la de Yamobamba. En contraste con la ruta de Yamobamba, La Escalerilla es una
ruta artificial impuesto en el paisaje por el estado inca.
Sin embargo, La Escalerilla es un
monumento sumamente impresionante. Debe ser declarado Patrimonio de la
Humanidad. Es un recurso histórico y turístico único. La experiencia de subir
las escalas es algo que nunca me voy a olvidar. Es una lastima que no fue
posible compartir la experiencia con mis hijas ni con mis nietos (todavía).
Para mí es interesante el
contraste entre dos monumentos famosos huamachuquinos: Mientras que podemos
mirar a Marcahuamachuco, sus galerías y galpones, y apreciarlo como el modelo
para la arquitectura Wari, y por medio de la influencia Wari en Pikillacta
(Cuzco), la inspiración para la arquitectura imperial inca, en el caso de La
Escalerilla, vemos la imposición fuerte de las imperialistas cuzqueñas. Ellos
mandaron hacer esta ruta por sus fines políticos más que para los fines
cotidianos de los huamachuquinos. La arqueología nos demuestra tanto el
espíritu innovador de la cultura Huamachuco, como su sujeción a los esfuerzos
políticos mayores. Es interesante reflejar como la historia de los caminos, y
las carreteras, evidencian la historia de los pueblos y viceversa. Es una
historia que estamos viviendo todavía.
(Deseo reconocer a Don Tito
Franco, quien me guió la primera vez a La Escalerilla).
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