Durante su llanto solo decía una y otra vez “ya no más minas informales”, “Ese cerro, El Toro mata”, “Yo me quiero morir con ellos”, “No tengo razón para vivir, mis hijos han muerto por culpa de ese cerro”, solo imagine esa escena díganme sino se les partiría el corazón.
Este cuadro, en mi experiencia como periodista, desde que informamos la primera muerte el 31 de diciembre del año 2000, cuando un joven murió aplastado por el socavón donde trabajaba siempre la familia es la que sufre; he informado las muertes de padres de familias, de jóvenes que buscaban ganarse la vida trabajando en ese cerro que encanta e inquieta por la ambición del oro, de menores de edad, que muchas veces eran obligados por sus padres para que los apoyen en estas labores extremadamente peligrosas sin las mínimas medidas de seguridad.
Ahora a las estadísticas se suman, este padre con sus dos hijos. José Vargas Vera (53), Osmer Vargas Alvarado (18) y Jony Vargas Calderón (22). Según nos narra, Valeria Vargas Vera (50), la hermana de José, él crió a sus hijos desde que sus madres se los entregaron, quien pese a su pobreza logró sacarlos adelante. “Siempre caminaban los tres, a donde iba mi hermano llevaba a sus hijos, eran muy unidos, decidieron trabajar en el cerro El Toro, porque no encontraban trabajo, somos pobres, sin estudios, que más podíamos aspirar. Ellos se fueron juntos y volvieron juntos, pero en un ataúd, eso no es justo, quiero que la muerte de mi hermano y mis sobrinos no quede así nomas, las autoridades tienen que ayudarnos”.
Señaló que la necesidad los empujo a trabajar en la minería informal, además por conseguir dinero para que su anciana madre sea operada de un tumor que ha hecho que se deforme el lunar que tiene en la cara. “Mi hermanito, siempre se preocupaba por mi madre, él quería curarla, pero no lo pudo hacer. Temo por la vida de mi madre, quien es muy anciana y el dolor la está consumiendo”.
En medio de tanto dolor, sale a relucir historias sin sustento, ni lógica que empezó hacer el dueño de la concesión, Nicolás Pizán, quien por evitar ser involucrado en la muerte de estas tres personas precisaba que posiblemente se habrían suicidado, pero como ese argumento no le sirvió lo cambio indicando que los occisos no trabajaban para él sino que les había alquilado un pedazo de terreno para que ellos mismos exploten desde hace un mes.
Estas declaraciones incomodo a los familiares quienes desmintieron ambas versiones, precisaron que solo pretenden deslindar responsabilidad y que sí trabajaban para Nicolás Pizán como peones, le pagaba 25 soles diarios a cada uno. Adujeron que ellos trabajaban día y noche, pernotaban en un pequeño campamento levantado a base de plásticos.
Asimismo indicaron que temen a que no asuma la responsabilidad este sujeto, porque los habían amenazado que si informaban a la Fiscalía o la Policía no iba a recibir nada de dinero y tampoco les daba cristiana sepultura. “Según nos dijeron en Shiracmaca, zona donde queda el cerro El Toro, los tres habrían muerto el miércoles, pero recién fueron avisados el viernes, porque esperaban la llegada del dueño de la mina. Nos dijeron que los iban a traer de noche y al día siguiente de inmediato los enterraban e incluso los iban a velar unas horas en una vivienda que había alquilado cerca al cementerio, para no hacer escándalo”. Adujeron los familiares muy consternados.
Lo que se tiene que rescatar, la intervención inmediata del Fiscal de turno, Dr. Diego Dongo Zegarra, quien al llamado de la familia de inmediato dispuso la intervención de los implicados al momento que llegaban con los cadáveres de estos infortunadas, a su decomisó el camión donde los trajeron a los occisos. Hoy en horas de la mañana hicieron la necropsia de las victimas, para determinar las verdaderas causas de sus muertes, pero los resultados recién se sabrá en los próximos días
Estas situaciones siempre son así, las amenazas están de por medio, familias que callan esta situación a cambio de una suma considerable de dinero. Hasta cuándo señores autoridades, hasta cuándo seguiremos informando estas muertes, familiares que lloran a sus seres queridos, niños que se quedan huérfanos, madres abandonadas a su suerte, ¡HASTA CUÁNDO!
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