Dionicio Mantilla León
El día de hoy 3 de diciembre se
da comienzo a una nueva jornada histórica cuyos protagonistas son 2 países de
una larga tradición de confrontaciones bélicas: Perú y Chile. Confrontaciones
en donde, quien siempre resultaba perdiendo era nuestro país. En estos tiempos
en que los pueblos intentan dilucidar sus diferencias por los cauces del
diálogo racional como herramienta saludable de superación de desencuentros ambos países han trocado sus
armas fratricidas por las de la diplomacia para ser, en esta ocasión, parte de
un proceso judicial tendiente a hallar, en los ámbitos de la Corte
Internacional de Justicia de la Haya (Holanda), una salida a sus diferendos
limítrofes marítimos.
Sin embargo, es preciso señalar que,
consecuentes con su estilo avasallador y abusivo, nuestros vecinos del sur no
contentos con haberse apropiado, en 1883, de vastas extensiones territoriales
nuestras como son las provincias de Tarapacá y Arica, y, consecuentemente,
saquear y desangrar a nuestro pueblo durante varios años, creen ellos poner el
manto de la legalidad a un hecho consumado abusivamente desde hace más de 50
años como es la injusta apropiación de las riquezas existentes en los 37,967
kms. cuadrados de nuestro mar cuyo destino la Corte de la Haya dilucidará y que
perdería nuestro país si el fallo fuera a favor de Chile.
La posición peruana, a la luz de la
inteligencia, se reviste del dorado manto de la justicia, la lógica y el
criterio más elemental y racional toda vez que está basado en razones
geográficas muy evidentes. En efecto, tal como es conocido, de acuerdo al
Derecho Internacional, todos los Estados ribereños de los océanos tienen
derecho a un domino marítimo adyacente hasta una distancia de 200 millas a
partir de su litoral. En ese sentido, a los países ubicados en el lado
occidental de América del Sur (Ecuador, Perú y Chile) les corresponde sus
respectivas 200 millas, debiendo delinearse sus límites terrestres y marítimos
sin ningún problema. Tema que con Ecuador se ha concretado.
Algo que no ocurre en la frontera
marítima entre Perú y Chile por la peculiar forma geográfica de su litoral que
no permite un trazado limítrofe adecuado razón por la cual Chile
“facilistamente” planteó y operó, sin más ni más, el trazado de una línea
imaginaria (paralelo geográfico) que partiendo de la línea fronteriza de la
Concordia se adentra hasta las 200 millas marinas, entre el paralelo geográfico
70 al 76.5 y considerando un ángulo de 30 grados lo que significa ganar la masa
marítima de 37,967 kms. dejando a la región de Tacna prácticamente sin mar.
Mientras que la posición peruana plantea el trazado de una línea imaginaria
(Bisectriz) que partiendo de la línea fronteriza de la Concordia se dirige
hacia el punto de quiebre geográfico de las 200 millas del mar territorial de
ambos países. Una posición bastante sensata y racional.
Chile argumenta que la validez de
su prepotente invasión del mar en disputa_ y que lo mantiene en posesión desde
hace 50 años_ se sustenta en un acuerdo estipulado en el “Convenio Sobre Zona Especial Fronteriza Marítima”
suscrito entre ambas naciones en 1954, el cual, según los expertos, se refería
a acuerdos de “regulación de la pesca artesanal de ambos países” más no así a
tratados de delimitación marítima. Más aún, según nuestra Cancillería, un tema de
tanta trascendencia como es una delimitación marítima debía estar registrado en
el “Registro de Tratados Internacionales” de la O.N-U.; sin embargo, dicho
supuesto “tratado” no lo está.
Algo más, la cereza de la torta es la negativa
de Chile a reconocerle al Perú sus derechos de posesión del llamado “triángulo
externo”, de 27,800 kms., ubicado detrás de la zona en litigio, pero dentro de
las 200 millas que le corresponde al Perú. Algo más, el interés puesto por
Chile en hacer valer su propuesta se orienta por entregar una franja marítima
ubicada en el centro mismo del límite marítimo para saldar así la deuda
histórica que tiene con Bolivia al que le arrebató la rica provincia de
Antofagasta dejándole sin salida al mar.
Es necesario precisar que el
proceso judicial de la Haya pasa por 3 fases: escrita, oral (del 3 al 14 de
diciembre) y luego, la sentencia que será dada en un lapso de 6 meses. El
resultado de esta puede traer consigo varios escenarios uno de los cuales
podría ser que el fallo sea desfavorable a Chile el que buscaría excusas para
no ejecutarlo algo que no le convendría pues sería declarado por la ONU como
“Estado paria”, o algo peor, que declare la guerra al Perú repitiéndose
entonces el negro historial de 1879. En este marco surgen las interrogantes:
¿Conviene un conflicto armado en estos tiempos? ¿El Perú está preparado para
afrontarlo? ¿Será necesario restablecer el S.M.O.? Lo que si queda muy claro es
que a partir del 3 de diciembre 30
millones de peruanos seremos uno, un solo corazón rojiblanco unido con la
propuesta peruana. No olvidemos que romper la unidad nacional constituiría
traición a la Patria lo cual no es posible pensar que ocurra con algún peruano
bien nacido. ¡Viva el Perú libre y unido!