miércoles, 24 de abril de 2013

La Economía de la Salvación

Ahora que me encuentro fuera de la actividad ministerial puedo mirar con mayor serenidad lo  que institucionalmente vive la Iglesia local, me refiero a la Prelatura de Huamachuco. Igual que a nivel universal la Iglesia Católica cada día va perdiendo fieles, se incrementan nuevas iglesias a la carta, de acuerdo al gusto del cliente. La Católica  se considera depósito de la fe, pero cada vez se aleja del mundo al cual tiene que salvar, porque esa es la misión, si fuera solo para rezar, de hecho que Dios ya lo hubiese planificado que todos vayan por el mismo camino. 
Una iglesia que gestiona la salvación mediante un proceso de crecimiento, de planificación y compromiso donde sabe conjugar la vida material con la espiritual, porque el hombre es único, no dicotómico. Para llevar adelante los procesos gerenciales y organizacionales de la Iglesia en el mundo moderno necesita tener capacidad de diálogo y adaptación al mundo. Necesita de medios materiales para sostener a los espirituales por estos son el punto imantado de los materiales. En consecuencia para buscar la salvación en este mundo se necesita de los medios materiales que la Iglesia Católica en el mundo tiene una basta experiencia en ella. 

Ahora toca reflexionar cómo y de que forma da uso a los medios materiales que se orienten a generar una vida digna de la persona recordando que Cristo dijo, no todo el que diga Señor, Señor se salvará...(Mt. 7,21) sino todos aquel que haga el bien a su prójimo...(Mt. 24). Por consiguiente se necesita capacidad para administrar los bienes que la misma fe genera dentro de las parroquias. 

En la Prelatura de Huamachuco, se nota que la economía de la salvación se ha convertido en un verdadero negocio, la Iglesia se está volviendo mercenaria de las Mineras, pide combustibles, colchones y otras donaciones. Alquila a la minera y a otras empresas su infraestructura parroquial. Concretamente me refiero al obispo de Huamachuco, Mons. Sebastián Ramis está alquilando todas las casas destinadas para las obras sociales, por unas cuantas monedas son capaces de vender la herencia eterna de sus hermanos. Su Orden Religiosa Franciscana de igual manera ha llegado al punto de alquilar casi toda su casa. Si pudieran hasta sus dormitorios lo alquilarían por horas para el uso de parejas, dado que en Huamachuco faltan hostales y hoteles. Por consiguiente ésta es la "economía de la salvación" que en Huamachuco lo han convertido en un verdadero negocio, "nadie se salva si no paga". Mercenarios y comerciantes de la fe. Los proyectos gestionados son desviados para negocios, muy pocos cumplen con sus fines, y si alguien lo hace, la envidia los corroe y les vuelve mezquinos, cuestionan al que lo hace bien y reparte a los más pobres.  Líderes religiosos que son maestros en la apatía social, que piensan que solo con los rezos y bendiciones lo cambiarán a este mundo, descuidando la esencia del cristiano: "ora et labora" reza y trabaja. Para el colmo muchos de ellos cobran de los sacramentos, de las bendiciones. 

Por: Antonio Campos Castillo.