Esas incursiones a la cocina a medianoche son un mal hábito que afectan nuestra calidad de sueño y, por ende, nuestra salud ¿Tienes la costumbre de pararte de la cama a medianoche, ir a la cocina y comer lo que encuentres en la refrigeradora o en la despensa? ¿Sabes que ese hábito es dañino para tu salud?
“Nuestro metabolismo empieza a disminuir a partir de las 7 de la noche y sufre una caída drástica a las 9”, dice la nutricionista Helene Charlebois. En consecuencia, nuestro cuerpo almacena todas las calorías que consumimos a partir de esa hora, informa una nota de The Canadian Press.
Si crees que la razón por la que te dan ganas de comer a esa hora es porque sencillamente tienes hambre, quizás te estés equivocando. Los expertos creen que esto se debe más a un hábito y que puede ser un signo de otras cosas que pueden estar sucediendo en nuestras vidas.
En el mismo artículo, la doctora Sonja Wicklum, quien trabaja en un hospital de Ottawa especializado en la supervisión del peso de las personas, dice que si a lo largo del día consumimos comidas balanceadas, no tendremos necesidad de comer después de la cena y que, incluso, dormiremos mejor.
NO APTO PARA LA NOCHE
Como nuestros regímenes alimenticios influyen en la calidad de nuestro sueño, lo que a su vez afecta el humor con el que amaneceremos al día siguiente, es bueno evitar comer ciertas cosas que nos puedan privar de un buen descanso.
Por ejemplo, según señala el artículo, en las noches debemos olvidarnos de la cafeína, el té, el chocolate, las comidas picantes y aquellas con alto contenido en grasa.
¿Pero por qué el comer tan tarde puede afectar nuestra calidad de sueño? Porque reactivamos nuestro sistema digestivo, el que ya estaba listo y dispuesto a descansar.
¿CÓMO ROMPER EL HÁBITO?
La dietista Anna Leiper da algunas pautas para dejar de picar en las noches: tenemos que preguntarnos a nosotros mismos si es que estamos hambrientos, molestos, si nos sentimos solos, cansados o aburridos.
Si reconoces que realmente estás con hambre, Leiper sugiere que solo ingiramos una porción pequeña que tenga proteínas, como yogur, queso, fruta o un vaso pequeño de leche. En cambio si te das cuenta que lo que tienes no es hambre, tienes que hacer algo para distraerte.
“Yo le recomiendo a la gente que se lave los dientes. Eso cambia toda la sensación de la boca porque cuando uno piensa en comida, saliva. Si no estás molesto, haz algún ejercicio. Si estás cansado, anda al a cama. Si estás aburrido, distráete con algún trabajo manual, como tejer, de manera que no puedas comer mientras lo haces”, explica.
En todo caso, si de todas maneras necesitas comer algo, Charlebois recomienda que no sean más de 100 o 150 calorías. “Media taza de jugo de naranja es la porción indicada, así que si quieres tomar un vaso grande complétalo con agua. Solemos beber muchas de nuestras calorías. No se trata de lo que escojas, sino de cuánto elijas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario